En el Islam, la muerte se considera una separación del cuerpo, alma, ego e intelecto en planos paralelos y sincrónicos. Los musulmanes creen que la vida es una preparación para la muerte y la vida eterna que vendrá después.
Los rituales funerarios islámicos son cuidadosamente definidos y se basan en las enseñanzas del Corán y la Sunna. Entre ellos se encuentran:
Baño ritual
Una persona del mismo sexo que el fallecido realiza un acto de purificación.
Amortajamiento
El difunto se viste de acuerdo a su género y a normas específicas que reflejan su dignidad.
Oraciones funerarias
Un imán dirige una ceremonia que incluye invocaciones y súplicas en una mezquita o en un espacio del cementerio.
Entierro
El fallecido se entierra en la tierra mirando hacia La Meca, simbolizando el ciclo de la vida y la resurrección.
El luto musulmán se expresa con el color blanco y durante los tres días siguientes al fallecimiento no se usa ropa ostentoso ni joyas.
SE PUEDE INCINERAR EL CUERPO?
Al igual que en el Judaísmo, en esta religión está prohibido todo lo que no sea enterrar bajo tierra al cadáver.
SE VELA EL CUERPO EN EL ISLAM?
El entierro se lleva a cabo lo antes posible, preferentemente el mismo día del fallecimiento.
SE HACE AUTOPSIA EN EL ISLAM?
El cuerpo será tratado con una limpieza ritualizada. Esta limpieza la llevará acabo o bien un miembro de la familia o un profesional a ello dedicado, pero siempre será alguien del mismo género que el difunto y de religión Islámica. Tras el lavado se envuelve el cuerpo en un paño blanco que no contiene nudos para no impedir que el alma se viera impeditada a salir.
SE USAN ATAUDES EN EL ISLAM?
El cuerpo se envuelven en paños blancos y se entierran tan pronto como se ha lavado y envuelto. Entonces no, no se usan ataudes.
Antes del entierro se lleva a cabo una breve ceremonia donde los amigos y familiares tienen la ocasión de encontrarse y despedirse del fallecido. Suelen usarse para estas ceremonias o bien la mezquita, el cementerio o el instituto funerario. En esta ceremonia se abre el paño para que los familiares puedan ver una vez más la cara del difunto para iniciar la despedida. En este momento para nada se puede tocar el cuerpo o permitir que las lagrimas de los parientes le alcancen porque significaría salir de la pureza para el defenestrado.
Al finalizar la ceremonia el Imán pregunta a las personas congregadas si el difunto era una buena persona, a lo que todos responden afirmativamente, sin condicionar lo que en realidad pudieran sentir. Luego se pasa a oración del muerto, que finaliza con cuatro veces Allahu Akbar, “Dios es grande”. Luego el cuerpo puede ser enterrado.
Para el enterramiento en sí el cuerpo es envuelto en un paño y llevado por hombres, generalmente familiares, hasta el lugar donde lo depositan bajo tierra. Allí lo colocan según su tradición, ligeramente escorado hacia la derecha, con los ojos hacia La Meca, los pies dirigidos hacia el sur.
Según esta tradición, cuando todos los seres cercanos han abandonado el lugar, unos ángeles levantarían el alma y antes de acompañarlo al descanso le lanzarían cinco preguntas, a modo de prueba final, que este debería responder adecuadamente: ¿Quién es tu Dios? ¿Quién es tu Profeta? ¿Cuál es tu Libro Sagrado? ¿Quién es tu Imán? ¿Cuál es tu Qibla (dirección de oración)?
Si a estas preguntas se responde con Alá, Mahoma, el Corán, el nombre del Imán y La Meca, entonces el alma encontrará su espacio de calma en su sepelio. Pero la creencia popular indica que por estar recién fallecido el cuerpo pudiera estar aturdido y responder erróneamente a estas cuestiones, aun sabiendo las respuestas, por lo cual el Imán se queda un tiempo a solas en el lugar del sepelio, para orientar y guiar al fallecido a una buena muerte en dirección y sentido a las legislaciones islámicas.
Si responde correctamente estas cuestiones, el cuerpo y su alma pueden descansar tranquilamente en la tierra que le acoge hasta el día del Juicio Final, que contiene muchas similitudes al mismo de la religión cristiana. En ese día se reunirá la humanidad, rendirá cuentas por la vida vivida, y se le asignará un plano en la eternidad, que está dividido en siete subplanos, que van desde el más alto elevado paraíso o Dschannah hasta el profundo infierno o Dschahannam.
Dado que, al igual que el cristianismo, se trata de una religión muy expandida en el mundo, no existen unos rituales de duelo fijados como los que conocemos del Judaísmo.
En general se puede afirmar que la mayor parte del peso de este tipo de rituales, recae en las mujeres: modifican en señal de duelo las prendas que visten (en Oriente Medio se cubren de negro, de blanco en el norte de África); las de menor edad visten este luto durante tres mes, las más ancianas hasta un año.
Las mujeres son también las que al tercer, séptimo y cuarentagésimo día de la muerte, elaboran dulces que luego reparten entre el vecindario y la gente de su comunidad, simbolizando así una petición de que éstos le guarden al fallecido en un “dulce recuerdo”.
En el día 40 además se reúne la familia a leer la historia de Mahoma siendo un día muy intenso para los participantes, por lo general cargado de emociones y lágrimas, porque cuentan con la creencia de que ese día el fallecido regresa para estar cerca de ellos y escucharles.
En algunos lugares existe la tradición que unifica el Islam con el Judaísmo, donde en la jornada de aniversario, los seres queridos colocan una piedra en el lugar del sepelio.